oferta de librosRafael González Bautista

 

Mientras esperamos los datos oficiales de la Agencia del ISBN de 2015, el avance indica que se publicaron en España cerca de 95 000 títulos entre editores privados, públicos y autoeditados. Se observa también el crecimiento de la edición digital, que en 2015 representó algo más de 4% del volumen del negocio, y que algunos daban por muerta, pero que está más que consolidado en el número de ISBN solicitados para estas publicaciones.

Las cifras de ese año revelan una franca recuperación y, aunque lejos del techo marcado en 2010 con cerca de 115000 títulos nuevos, acumula dos años consecutivos de crecimiento. La mala noticia es que, aun cuando el número de publicaciones disponibles en las librerías aumenta, el número de lectores se mantiene estable y las cifras de ventas no llegan ni a las de 2008, cuando el golpe de la crisis mundial todavía no alcanzaba al sector editorial. Seguimos despertando con noticias de cierre de librerías emblemáticas no solo en España, sino en todo el mundo.

En un sector que incrementa su oferta (según el Observatorio del libro cada día en España nace una nueva editorial), donde proliferan nuevos sellos, se fusionan los grandes grupos editoriales, aún con una industria apoyada exclusivamente en el papel, el informe Nielsen de consumo de libros indicaba, en su edición de 2012, que se vendían en papel 20 millones de libros de ficción —excluyendo los técnicos, de formación, estudios, etc.—, destinados a puro entretenimiento. Esa cifra sería buena para el sector, si no fuera porque de esos 20 millones, 5 se reparten entre menos de un centenar de obras.

Todos los editores (incluso los independientes y no apegados a un modelo comercial) aspiran a que alguna de sus obras se cuele entre ese centenar que da el campanazo para que provea a la editorial de los recursos necesarios para crecer. Para conseguirlo, suben la apuesta como el jugador compulsivo de lotería y publican más y más títulos, de ahí el desbordamiento de libros publicados ajenos a la demanda real de los lectores.

Todas las industrias productivas y de consumo en el mundo han sufrido los desequilibrios entre oferta y demanda. El cómo la afronten es la diferencia entre crear puntos disruptivos o consolidar crecimientos. Uno de los principales problemas es la utilización del índice de números publicados como valor de desarrollo o de gestión política, lo que da por resultado políticas que promueven la creación de nuevos títulos sin preocuparse de si serán adquiridos o no.

Las preguntas quedan sobre la mesa: ¿quién absorberá tantas publicaciones de las que no se vendió ni el mínimo para recuperar la inversión?, ¿es sostenible este modelo para la industria editorial?, ¿la autoedición viene a complicar y atomizar aún más un modelo en crisis o es, más bien, la única forma de mantener el número de publicaciones?

Subscríbete a Bibliopatía, donde seguramente no encontrarás la respuesta a estas preguntas, pero estarás más informado para normar tu criterio y prepararte para los cambios que ya están sucediendo.