booksBolonia, Londres, Buenos Aires, Bogotá, Ginebra… Pareciera el itinerario de un exitoso grupo de rock, pero nada más lejos de la realidad. En abril comienza el primer tour de force del mundo del libro en forma de ferias. Tradicionalmente, en este mes se toma la temperatura en el sector editorial (a quien le va bien en abril, le va bien el resto del año). A la clásica festividad del Día Internacional del Libro se han ido sumando ferias a lo largo y ancho del mundo y cada una tiene su particular idiosincrasia, público y objetivo.

Los profesionales del libro acumularán miles de kilómetros de vuelo, cientos de tarjetas de presentación, decenas de muestras y un sinfín de experiencias y planes, algunos de los cuales se concretarán en los próximos meses en forma de nuevos negocios. En Latinoamérica se estila más organizar ferias mixtas, en las que los profesionales comparten espacios —y a veces tiempos— con el público general, que suele aprovechar los descuentos que las casas editoras ofrecen.

Sea cual sea el formato, son eventos únicos en los que se aceleran las sinergias entre proveedores de servicios y tecnología, agentes, autores, editoriales y distribuidores, y es donde se fraguan las nuevas formas de consumo de contenidos y se reafirman las tendencias mostradas en años pasados. Estas ferias son, también, caldo de cultivo para el chisme y la rumorología en general en un sector muy opaco y reservado, en el que las noticas circulan por esta particular “radio Macuto” o “radio Pasillo”.

De igual forma, las ferias se vuelven promotoras de la lectura debido a que asisten personas que normalmente no entran a las librerías, por lo que este es su primer acercamiento a los libros, de ahí la importancia de que las editoriales participantes tengan descuentos en el precio de sus publicaciones y no se vuelva solo una “reunión editorial”.

Las ferias en las que hay venta serían el lugar ideal para que el editor conociera más de su grupo objetivo y para conseguir, con distintas estrategias demarketing, cientos de contactos interesados en sus libros. Pues bien, en pocas o en ninguna sucede. Dejan escapar las posibilidades que estos eventos ofrecen sin aprovechar la obsesión de algunos organizadores por batir el récord de asistentes de años anteriores.

En cualquier caso, sea cual sea el enfoque y los comentarios que se susciten en ellas, las ferias son una prueba de que el sector, pese a sus altibajos, está más vivo que nunca. Nos veremos en las ferias…

Rafael González Bautista
@rafauskiv